Uno de los lugares que concentran gran parte de los comentarios y las críticas de los habitantes de Vicálvaro al ser preguntados por el estado actual del Jardín de las Brigadas Internacionales son los accesos al aparcamiento abandonado en el centro de la plaza. La preocupación es incluso mayor cuando se preguntan a personas que acuden al espacio con sus hijos.

Es habitual que los niños y niñas en la plaza tengan que saltar la valla mientras juegan normalmente, por ejemplo, para buscar una pelota que se ha caído rodando hasta el fondo de la rampa. Tras meterse entre los barrotes o saltar la valla tienen que sortear la basura, escombros y demás desperdicios que se acumulan en ella por falta de mantenimiento.

Con motivo del Día de la Infancia en Vicálvaro, Plantación de la Memoria ha organizado unos talleres en los que se ha preguntado a los más pequeños por este lugar, invitándoles a imaginar posibles usos alternativos para este espacio.

La inocencia infantil les lleva a soñar con aquello que más les gustaría. Por ejemplo, con llenarlo de agua para transformarlo en una piscina de verano con una toalla y una sombrilla, o simplemente un lago donde poder alimentar a los patos. Entre los dibujos incluso se pueden ver dinosaurios “porque de allí no podrían escapar”. Otros niños “simplemente” sueñan con poder bajar a la rampa a jugar con sus amigos o transformarla en una pista de patinaje. Y, por qué no, apropiarse del espacio a través de intervenciones artísticas llenas de color y buenas ideas. Incluso una de las niñas que se acaba de mudar al barrio propuso abrir una puerta en el muro de ladrillo, para alojar al otro lado un Museo de Vicálvaro donde aprender más sobre su nuevo vecindario y, por supuesto, con un payaso repartiendo globos en la entrada.

La fantasía no conoce los límites de lo posible, pero precisamente estas voces infantiles, que normalmente no son escuchadas, nos ponen de manifiesto aquello que se repite constantemente, y es que un lugar infrautilizado en la plaza pública no es deseable para nadie.

 

 

Texto: David Carrasco

Audios: Miriam Hermida y Javier García

Fotos: David Carrasco y Fani Konstantinou

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