Ahora que estamos en el ecuador de Imagina Madrid y el verano deshabita Vicálvaro, nos permitimos un momento de reflexión en este paseo por la Memoria.

Después de recoger testimonios de vecinos y vecinas y pasear con ellos por la Avenida Daroca o la Plaza de las Mujeres...

Después de charlar con el Juglar de Vicálvaro -uno de los vecinos más longevos- y recuperar los poemas que recitaba en las calles al pasar de alguna moza o del autobús.

Después de realizar talleres de Memoria y poesía en el Centro de Mayores y colarnos en alguna de sus clases de teatro o de flamenco.

Después de lidiar con la burocracia, Metro, la rampa, Zonas Verdes, y haber hecho planos y planos donde La Lavanda cada día tenía un nuevo lugar.  

​​​​​​​Después de soñar con un Jardín de la Memoria donde los recuerdos vendrán acompañados por el olor de las plantas aromáticas.  ​​​​​​​

Y tras participar en el día de la Infancia y el día de la Convivencia con actividades intergeneracional donde personas mayores contaban a los niños historias sobre Vicálvaro y ellos hacía un pequeño cuento, una pequeña historia…

  • Nos detenemos, como se detienen los señores y señoras en la Plaza de las Brigadas Internacionales, a contemplar el tiempo y pensar. Nos detenemos para reflexionar sobre nuestra irrupción en el barrio y esas sensaciones que se quedan en la punta de los dedos cuando acabamos nuestras actividades, termina el día y volvemos de la periferia al centro, habiendo aprendido tanto de las personas con las que trabajamos.

¿Qué hacer con todo lo aprendido? ¿Cómo trasformar la memoria en algo tangible que que derribe barreras sociales, que active la imaginación, que suponga una devolución para el barrio?

Vicálvaro dejó de ser un pueblo para anexionarse a la gran ciudad pero cuando nos adentramos en sus calles descubrimos que sigue existiendo ese pueblo donde se genera comunidad y se comparten las calles para conversar.

El número de agrupaciones que se reúne para crear arte, para ayudarse los unos a los otros, para investigar sobre el barrio, para trabajar junto a los colectivos migrantes, ha sido el tejido con el que hemos trabajado estos meses: la Fundación Adsis, el Centro de Mayores de la Avenida Daroca, la agrupación Entre-Tejiendo Vicálvaro, el Centro para la Igualdad Gloria Fuertes, la Asociación Vicus Albus, la plataforma Infanto-Juvenil, e incluso algunos raperos del barrio como Sheiz, que ha hecho un rap con nuestras Píldoras de la Memoria. Todos ellos han sido grandes aliados durante nuestra travesía, para trabajar con la memoria como un material líquido que sirva para repensar el presente y transformarlo. Este es el reto y lo abrazamos con la misma ilusión que teníamos el primer día que llegamos. ¡Parece que fue ayer! Pero han pasado ya mas de ocho meses.

Venga… Vamos a sentarnos un rato en la plaza, que el sol ya no pega tanto, y en septiembre recuperamos la memoria y la lavanda. Con un poco de suerte y mucho trabajo, conseguiremos que se unifiquen.

Un alto en el camino. ¿Cómo trasformar la memoria?

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