Antes de cada presentación del programa Imagina Madrid, una pregonera recorrió las calles cercanas anunciando nuestra llegada. Además de informar de lo que iba a suceder, la Pregonera recogió también sus impresiones de los barrios. Aquí, el relato que han escrito sobre el solar de Opañel:

Es el de Opañel un barrio especialmente normal de Madrid, incluso tal vez anodino, carente de una mitología propia o de un espacio de referencia como una plaza o un parque. Un terreno al sur del barrio estaba destinado por los planes municipales a cumplir este papel hasta que el ayuntamiento lo cedió a la iglesia católica, y ésta al movimiento neocatecumenal, para construir en 1996 la iglesia de Santa Catalina Laboure. Cuando dieciocho años después el obispado anunció la ampliación de la parroquia con una cripta funeraria, los vecinos de Opañel supieron que habían encontrado su lucha.

La cripta finalmente no se va a construir y hay planes para una biblioteca municipal en los próximos años, pero hoy el solar, pardo y polvoriento bajo el mármol blanco de la iglesia, es un descampado sin vallar por el que sacar a pasear al perro. Los Pregoneros contaron para esta acción con la colaboración de los propios vecinos de la asociación local, que les acompañaron a lo largo del recorrido. Estos vecinos, los que frenaron al obispo, parecen corresponderse con el recuerdo que en otros barrios visitados por los Pregoneros tienen de las reivindicaciones y los emprendimientos sociales de hace décadas. En Opañel, barrio donde los ladrillos están más consolidados que la trama social, los modernos activistas intentan dotarse de una identidad a base de concursos de tortillas y paellas colectivas.

Debido a la mencionada falta de un espacio de referencia, el recorrido por las calles de Portalegre y de Eusebio Morán y por la avenida de Oporto se limitó a informar a los habituales de las terrazas, los ocasionales transeúntes y los asomados a las ventanas.

En realidad, lo único que hace especial al solar junto a Santa Catalina Laboure es que es el último del barrio. Los vecinos de más memoria relataban como en el pasado todo hasta Plaza Elíptica era zona de huertas, descampados, chabolas, caballos atados a los árboles y prácticas de conducir con un Land Rover entre el barro.

Hay una cierta y obvia tensión social entre la mayoría de los vecinos entrevistados y los miembros del movimiento neocatecumenal que acuden vespertinamente a misa a la parroquia y pululan por el barrio en numerosísimas familias impecablemente vestidas de domingo. Algunos de ellos, de refrigerio en las terrazas de Eusebio Morán, sólo pidieron educadamente confirmar que se va a construir una biblioteca y no parecieron muy interesados por lo que se hiciera en el solar entre tanto. En el sábado grande del Orgullo, con toda la juventud concentrada en el centro de Madrid, aquellas familias recién salidas de misa eran los más fiesteros del barrio.

<< VOLVER A ENTRADAS