Antes de cada presentación del programa Imagina Madrid, una pregonera recorrió las calles cercanas anunciando nuestra llegada. Además de informar de lo que iba a suceder, la Pregonera recogió también sus impresiones de los barrios. Aquí, el relato que han escrito sobre la calle Topete:

La calle Topete es conocida como el pequeño Caribe y no hace falta tener muchas luces para averiguar las razones una vez se recorre. Paralela al oeste de Bravo Murillo y no lejos de Cuatro Caminos, la propia calle y sus alrededores están colmados de bares, peluquerías, iglesias evangélicas, todos los carteles con el azul, rojo y blanco de la dominicana república cuyos hijos han venido a Madrid en busca de un futuro.

Gente con ritmo, los Pregoneros decidieron recorrer tanto la calle de Topete como la de Bravo Murillo, así sin miedo a las multitudes. El único punto vacío del barrio parecía el lugar de la acción en el cruce de Topete y Almansa, una oscura esquina con un retranqueo. Lugar idóneo para detenerse y pregonar canónicamente.

Mientras que las iglesias no mostraban actividad, las parroquias de las peluquerías y las de los bares fueron la principal audiencia. Hablaban al micrófono sin miedo los dueños de pequeños negocios, aquellos que han conseguido sentir que el sacrificio de cruzar el océano valió la pena. Un poco de resquemor entre los más oriundos, que siempre parecen contradecir las estadísticas de criminalidad en España a base de repetir que antes el barrio era mucho más seguro. Fue muy interesante salirse de la línea musical habitual de los Pregoneers, marcada por el jazz y las raíces, para incluir ritmos africanos y acordes caribeños.

Dada la longitud de la calle de Topete, y teniendo en cuenta que el público era limitado, se fueron los Pregoneros a pregonar a lo grande a Bravo Murillo. Para no tardar en perderse entre las multitudes que recorren la populosa arteria urbana del norte de Madrid, y añorar a los parroquianos de bares y peluquerías. Fue tan caótico como mágico y en cinco minutos se repartieron más pegatinas y pósters que en toda la jornada. En esa ciudad tan dinámica y fogosa no había tiempo para una humilde esquina entre dos calles.

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