Siempre pensamos en que El Guardia Ramón, el “villano” de Kópera, iría montado en una máquina fantástica. A medio camino entre una silla de “árbitro de tenis” y una litera egipcia…el palanquín fue tomando forma como un artefacto guiado por Babor y Estribor, los esbirros de Ramón.

El palanquín consta de dos elementos: una torre de vigilancia desde la que otear el panorama vallecano y sus gentes, así como una suerte de panóptico desde el que ejercer el control burocrático y opresor. Adosado una rampa de acceso y escape. Un tobogán que supone un contrapunto lúdico y desenfadado al elemento vertical. Ambas piezas se encuentran conectadas íntimamente, y se desplazan por las escenas de Kópera siendo el elemento protagonista de la acción revolucionaria.

El palanquín ya se encuentra en Matadero-Madrid. Ahí hemos terminado de pintarlo y rematar algunos detalles, así como el arranque de ensayos situados en el mismo. Movimientos que se reproducirán en el entorno de la Torre San José en muy pocas semanas…

¡Os esperamos!

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