Kópera se desarrolla en tres actos y nueve escenas. La representación comienza en el patio de la Torre San José, a modo de teatro de calle, y poco a poco se va conformando en espacios cercanos al mirador para finalizar bajo éste mismo.

En cada uno de los actos se configuran los diferentes dispositivos escénicos. El palanquín del Guardia Ramón, el coro, el público, los personajes principales, las comunidades… Además de situar los espacios principales de la trama: el desembarco, el sorteo de parcelas, la batalla final…

Todo ello requiere de una cierta logística. El coro debe situarse de tal forma que se puedan oír entre ellos y que su voz llegue al público sin perderse. El palanquín debe poder moverse a través de los distintos espacios, cruzando calles y plataformas por espacios accesibles y en rampa.

La conjunción de todos esos movimientos y espacios se disponen en el plano y se trasladan al espacio como marcas y guías, a modo de señalética urbana, que permita a los diferentes actores situarse en la acción de una forma intuitiva, a la vez que cualificamos un espacio muy degradado y sucio.

A través de la técnica del stencil, y a partir de formas geométricas sencillas y reconocibles, el pasado domingo 18 plasmamos las guías de Kópera en los espacios destinados para la representación final.

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