Hablar de lo raro o desde lo raro es un lugar extraño y movedizo en el que situarse, es esa otra forma de mirar, de posar la atención y es poner el propio cuerpo y todo lo que eso supone. Y es también escapar de lo canónico, atender a los márgenes, a lo periférico, a lo menor; a aquello que no es hegemónico, a esa disidencia que no tiene porqué manifestarse de forma consciente sino que emerge al situarse en ese fuera, en lo que para muchos es raro. En ese lugar hay una potencia.

No se trata de mirar al otro u otra como raro o rara, sino de situarnos a nosotras mismas en esa posición incómoda en la que no te puedes agarrar a un dogma, a una norma. Dejarse afectar por lo extraño para ver que pasa y hasta obligarse a pensar: ¿cómo puedo enrarecer esto? ¿Puede una investigación ser rara? o ¿podemos generar en común una fiesta rara?

Nos apropiamos del término anglosajón queer, que en nuestra lengua vendría a ser “rarito” como afirmaba Paco Vidarte en Ética Marica, o lo chi xi como esa mezcla abigarrada, producto híbrido, ese encuentro sin fusión donde la mezcla no disuelve y de la que habla Silvia Rivera Cusicanti en esta entrevista.

Nos interesa ese pensamiento de frontera, esa forma de relatar que está atravesada por las múltiples cosmovisiones que nos moldean, como antes había pensado Gloria Anzaldúa con su obra La frontera que es el resultado estético y político de esa voluntad fronteriza. Si hablamos de lo raro y del espacio público –Fiestas Raras trabaja desde y por el parque de Pradolongo–, una figura que ha de ocupar nuestra atención es Ocaña, artista perfomer andaluz que residió en los años 70 en las ramblas barcelonesas y que a través de sus acciones denunciaba la hipocresía y la subalternización de aquellas personas que como él, sentían que la ciudad estaba llena de otros muchos mundos.

Con lo raro no pretendemos etiquetar, ni hacer un mapeo de sujetos raros, ‘sino que nos interesa y nos afecta en tanto rompe con la norma, con lo que dicta la academia. La propia lengua que hablamos es el resultado de una mezcla y sin embargo, en muchas ocasiones las palabras o expresiones nuevas que surgen, son cuestionadas porque escapan de esa norma. El lenguajeo como hablan desde Colectivo Euraca es un auténtico ejercicio de innovación brutal. También aquello que expuso Hans Richter con esa ruptura de lo considerado como el buen hacer y esa necesidad de desequilibrar las normas del cine para crear nuevos lenguajes y nuevas sensaciones o el paracinema tal y como lo plantea Esperanza Collado.

No sólo visibilizar lo raro, sino pensar en el potencial emancipador que tiene, es uno de los objetivos de Fiestas Raras, ¿Seremos capaces? ¡Sigamos intentándolo!

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