Taller Los sonidos del Jardín
3 de Marzo de 2019

Cuando llegamos al solar de Opañel aguzamos el oído para escuchar los diferentes sonidos que hay en el jardín y que el tráfico habitual de la ciudad silencia.

El aire mueve las pocas hojas de los árboles y las plantas que han crecido al calor de esta primavera adelantada. Aunque parezca mentira algunos insectos han sobrevivido al invierno. Vamos a construir un hotel para ellos para oír sus zumbidos cuando estemos en el jardín de los sentidos.

Nuestros amigos de Juego de Troncos han preparado una casita con diferentes pisos que vamos a llenar con madera, plantas y frutos para estos insectos habitantes del jardín.

Piñas y madera en el primer piso para las tijeretas y las abejas carpinteras. El segundo piso es para las mariquitas y arañas y por eso metemos flores de amaranto, cardos y atillos de cañas y carrizos.

El ático de nuestro hotel es para unos huéspedes de peso que parecen un poco gruñones: los abejorros.

Y mientras tanto, allá enfrente una colección de idas y venidas, caras de intriga sobre todo cuando asoman de las bolsas los colores, cuando se aproximan las cañas de bambú cortadas y taladradas. Everybody knows ¡vamos a pintar! ¡a quién no le gusta mojar los pinceles en los morado, lila, magenta, rosa y amarillo de las plantas del solar!

Con estas cañas creamos la cortina sonora para que cuando el viento las meza, el sonido sea un rumor de espigas. Vamos investigando la mejor forma de hacerlo y creciendo juntas en estas habilidades pues para algunas es la primera vez que pintan o que lo hacen en colaboración con alguien. Cuando las cañas están secas, las colgamos entre dos árboles y el solar de Opañel queda vestido con uno de sus elementos más coloridos y sonoros. ¡Ojalá el pequeño trigal plantado en otoño hubiera crecido lo suficiente para unirse al canto de las cañas!


 

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