Antes de cada presentación del programa Imagina Madrid, una pregonera recorrió las calles cercanas anunciando nuestra llegada. Además de informar de lo que iba a suceder, la Pregonera recogió también sus impresiones de los barrios. Aquí, el relato que han escrito sobre el Mirador del Parque del Payaso Fofó:

Palomeras es el paradigma de barrio obrero de Madrid. Torres erigidas a principios de los 80 sobre las miles de chabolas construidas por los inmigrantes manchegos, extremeños y andaluces treinta años antes, y sobre todas las torres una de planta octogonal truncada, conocida sencillamente como la Torre, que domina desde las alturas no sólo el barrio sino todo el sureste de la ciudad. En sus bajos, Radio Vallekas; cruzando la calle, el CSOJ La Atalaya. Al otro lado, el parque del Payaso Fofó desciende suavemente hacia las pulcras manzanas de ensanche en torno a la avenida de Pablo Neruda. Y en todo el medio de esto, la Asamblea de Madrid, institución parlamentaria que como si de una instalación militar secreta se tratase no ha sido capaz en 30 años de influir lo más mínimo en el barrio. No hay bares de diputados en Palomeras.

Mientras esperaban a los músicos, pudieron los Pregoneros alternar un rato con los ociosos habitantes de la Torre, guardianes de la explanada en la que tendría lugar Imagina Madrid al día siguiente, que en su insultante juventud ni recordaban un pasado ni imaginaban un futuro distintos. Vida de banco y pipas, de palmas y litrona, dominando el barrio sin mezclarse demasiado cual Montaigne en su torre.

La acción comenzó en el centro mismo de la Torre y continuó por el parque del Payaso Fofó, la calle de La Diligencia y la de Candilejas hasta llegar a la avenida de Pablo Neruda. No hacía ni dos horas que acababa de llover y las tormentas veraniegas habían dejado su huella en los charcos del parque y en la ausencia de seres humanos, salvo los irreductibles paseadores de perros. No fue hasta las cercanías del centro comercial Madrid Sur cuando empezaron los Pregoneros a interactuar regularmente con vecinos.

Y resulta que, de la misma manera que los habitantes de la Torre no bajan al barrio, los habitantes del barrio no suelen subir a lo alto del parque. Se aventuran, eso sí, los adolescentes sin trepar demasiado. Recuerdan los mayores uno o varios mundos anteriores: las fiestas vecinales en el parque hasta hace pocos años, las torres en construcción, las chabolas previas, las huertas previas a las chabolas, el pueblo conquense del que vinieron.

 

 

<< VOLVER A ENTRADAS