¡Atención bolardos! (1)

Tras la señalización de los bolardos próximos a las zonas de terrizo en el lado sur de la plaza, se comenzó a definir un gran perímetro que impedía el paso entre bolardos. De este modo se consiguió evidenciar que son una auténtica barrera urbana. En un principio, algún vecino con demasiada prisa que pasaba por allí, optaba por saltar o romper la barrera entre bolardos, pero poco a poco este nuevo límite comenzó a ser aceptado y los transeúntes empezaron a realizar recorridos más largos, dando rodeos para sortear este nuevo obstáculo.

Al mismo tiempo que esto sucedía, algunas personas (entre las que había muchos niños y niñas) comenzaron a esperar en el perímetro, expectantes: sabían que algo diferente estaba a punto de suceder allí mismo.

Existe un momento mágico, justo antes de empezar (¿o quizá ya habíamos empezado?) en el que un perímetro, definido por los bolardos y reforzado por una sencilla pieza de tela, se consolida gracias a la presencia y la actitud de personas en el perímetro exterior. El centro del polígono completamente vacío, se enmarca un fragmento de la plaza, compuesto por dos areneros de terrizo. Rodeando este espacio vacío, decenas de personas observando con atención lo que allí sucedía (desde luego que, llegados a este punto, ninguna persona apresurada hubiese osado atravesar ese espacio humananizado entre los bolardos solo por ahorrar unos metros en su recorrido).

Este nuevo espacio, definido por la presencia humana y su disposición espacial en la plaza, era algo tan novedoso en este lugar como lo que estaba a punto de suceder: Nuestra compañera Jana, sin un ápice de miedo escénico, irrumpió en el centro del espacio e hizo la llamada a participar. En un abrir y cerrar de ojos esa superficie vacía se llenó de participantes. El equipo de Plantación de la Memoria repartió ovillos de tela y todos empezamos a tejer y a relacionarnos en ese nuevo espacio común.

El centro, anteriormente desierto, se llenó de actividad, y al mismo tiempo, más personas se acercaron a ver lo que allí sucedía, definiendo una vez más este perímetro efímero mediante la presencia de la figura humana. El espacio público está definido, en primer lugar, por las personas que lo transitan y el modo en el que lo habitan. Sin embargo, existen infinidad de elementos y pequeños factores que, con sutileza, pueden condicionar su uso. Todo ello, determina la calidad del paisaje urbano y nuestra percepción del espacio público.

Si quieres saber más sobre la actividad, no dejes de leer la entrada en el blog

 

Texto: David Carrasco

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