Texto y fotos de Diego Sabanés

Una de las ideas que estuvieron desde el origen del proyecto era la de ubicar en el espacio físico los recuerdos que los vecinos compartieran con nosotros. En esa línea trabajamos con la instalación sonora: siete teléfonos antiguos, intervenidos, que permiten escuchar los relatos del pasado. Pero durante la edición de los audios nos dimos cuenta de que ese relato coral describía un barrio que era a la vez una geografía imposible, conformada por personas, lugares y acciones que pertenecían a diferentes épocas. Comenzó a surgir así la idea de un barrio “nuevo”, que sólo existe como entramado de recuerdos. Y entonces pensamos: ¿por qué no proponer un mapa para recorrer ese barrio inmaterial? Después de todo, una de las tres líneas principales de trabajo había sido la urbanística. Qué mejor, entonces, que cruzar la memoria con la topografía del barrio.

Quiso el azar que el día en que estaba reunido con Beatmac, hablando sobre sus trabajos con improvisación sonora (una de las ideas de colaboración que al final no lograron concretarse), en el bar donde estábamos reunidos descubriéramos un dibujo del barrio de La Latina. El trazo combinaba cierta estética de comic con un realismo sintetizado que parecía ideal para el proyecto. La sorpresa fue que al buscar la firma del autor apareciera la de Max Mallol. Conocía a Max no por su trabajo como artista plástico sino porque en el 2015 había cursado en la ECAM (la escuela de cine y el audiovisual de Madrid) y lo había tenido como alumno en mi propio curso de primer año. Así que conseguir su contacto fue fácil. Hablé con él por teléfono en Julio y me contó que estaba viviendo y trabajando en Mallorca pero que volvería a Madrid a final del verano.

Ya desde antes de llegar Max comenzó a trabajar en el proyecto escuchando las píldoras de la memoria: esos relatos narrados por la gente del barrio. Fuimos apuntado una lista de lugares que nos importaba rescatar en el mapa, así que lo primero que hicimos en Octubre fue recorrer juntos esas calles. Max fue tomando apuntes de fachadas, plazas, detalles arquitectónicos… Pero claro, muchos de los lugares mencionados ya no existen. Eso habilitaba a dibujarlos de un modo libre o más cercano a la fantasía. Pero al tratarse de lugares muy fijados en el recuerdo de muchas personas, nos pareció mejor acudir una vez más a la Asociación Vicus Albus buscando documentación gráfica.

Max estuvo reunido allí con Valentín González, que nos proporcionó fotos y más descripciones visuales para incorporar al dibujo. También algunos mapas de diferentes décadas. Como el trazado urbanístico de Vicálvaro cambió considerablemente, tuvimos que decidir también cuál aparecía en nuestro mapa. Optamos por partir del trazado actual (el único que nos permitía ubicar la plaza Jardín de las Brigadas Internacionales, que tiene poco más de veinte años) y sobre esa base ir incorporando elementos de otros tiempos, haciéndolos convivir. Así fueron apareciendo el cine Astoria, la fuente de los cinco caños, los lavaderos, la cancha de fútbol del cuartel militar…

El paso final fue destacar gráficamente algunos lugares, como modo de indicar la ubicación de los teléfonos intervenidos: el antiguo cuartel militar (hoy universidad), la plaza Jardín de las Brigadas Internacionales, el Centro de Mayores Daroca, el Espacio de Igualdad Gloria Fuertes, la plaza Don Antonio de Andrés, la Iglesia de Santa María la Antigua y la fábrica de cemento (que fue demolida a fines de la década del 90). Como recorrido podríamos decir que la lectura va desde el cuartel a la fábrica, pasando principalmente por la avenida Real.

Este mapa será la base sobre la cual ubicaremos todos los audios dentro de la web Memoria de Madrid. Cerá un modo de unir pasado y presente; materialidad y evocación. Un modo de colocar en un espacio reconocible todos los Vicálvaros juntos.

 

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